Ariel Galli nos sumerge por los suburbios mostrando la relación que los vecinos establecen con su barrio y su propio espacio. Refleja esa negligencia e indiferencia que está a la vista de todos, y que en algunos casos somos parte. Aunque en sus fotos no aparezcan personas, si están las huellas de la desidia. Revista Pecado
Nací y vivo actualmente en el Conurbano Bonaerense. Cuando tenía 19 años, comencé a fotografiar las campañas de un político local, a partir de ese momento tomé conocimiento de lo que ocurría a mí alrededor.
Fotografié explorando los barrios cuadrada por cuadrada, primero a pie y luego con la ayuda del Streetview de Google. Ya con esos primeros negativos expuestos, empecé a distinguir algunos ejes de la zona, que luego marcaron el camino de mi trabajo documental.
En primer lugar, lo más común es la basura y la acumulación de chatarra por parte de algunos vecinos, dentro de su propio espacio y también en las partes adyacentes que no les pertenecen. Como los autos que fueron abandonados y olvidados desde hace ya tiempo.
Luego están las diferentes construcciones, algunas de décadas pasadas de las cuales la vegetación y el tiempo mismo se fueron apoderado llevándolas al deterioro absoluto. Y otras más actuales, que pese a los sueños y el esfuerzo nunca han llegado a concluirse.
No me adentré en ninguna villa o asentamiento, todas son fotografías de la vía pública de los diferentes barrios. Con mapas impresos de los mismos, marqué los diferentes lugares donde encontraba escenas que me impactaron, o cualquier información importante para llevar a cabo mi trabajo.